Descripción
Jesús no fue sólo un buen maestro, ni fue únicamente un predicador de ideas revolucionarias. Empequeñeceríamos su mensaje si lo redujéramos a sus discursos, por importantes que éstos sean. En Jesús los hechos son más decisivos aún que sus palabras. Y, sobre todos sus hechos, su muerte y resurrección.
Todo hombre revalida su vida con su muerte. Y esto ocurre, multiplicadamente, con la muerte de Jesús y su resurrección, sin las cuales su existencia habría sido una más entre las de los hombres. Sobre todo si se piensa que su muerte y resurrección no fueron una anécdota en un rincón de las páginas de la historia, si se recuerda que, como escribió Pascal, «Cristo está en agonía hasta el fin del mundo. Y no se debe dormir en esta hora».
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